EPIGRAMÁTICO
Por haber, hay placeres infinitos,
y enumerarlos sería interminable,
así que no lo haré, todos tranquilos,
no podréis acusarme de pesado
ni de haberos hecho perder el tiempo
con elucubraciones filosóficas,
pero es difícil (para mí) encontrar,
en estos tiempos inquisitoriales
y con la libertad en entredicho,
un gozo superior a este gozo
de poder escribir un epigrama,
al modo de Marcial o Juvenal:
respeto más a un perro callejero
que a todos los políticos del mundo.
Antonio Casares
(Santander, 13 de febrero de 2013)
7 comentarios:
Es que son muy poco respetables.
Son más bien unos..............s
La política está tan desprestigiada por los políticos que da pena verla. Un oficio, que es, de las más nobles (como un perro).
A pesar de que los perros no me entusiasman, ¿sigo?
¿Más que Antonio?
Si.
¡AL ataque...!
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