El reinado de Felipe VI se estrena con una nueva avalancha de acusaciones por corrupción. Una ola más, de ésas que con tanta frecuencia y empujada en forma de galera cantábrica, llega a nuestras costas, y, que obligará al nuevo monarca a guarecerse cuidadosamente de las posibles salpicaduras que le pudieran causar a su corona las imputaciones de su hermana y cuñado el ex balonmanista Iñaki Urdangarin, por distintos delitos de blanqueo de capitales.
Unas salpicaduras que ya han cubierto de lodo hasta la coronilla al PP, PSOE, UGT, y recientemente a IU y su candidato al Parlamento Europeo Willy Meyer. El amigo Willy se ha visto involucrado -sin su conociemientos- en un turbio asunto de pensiones en una sicav domiciliada en uno de esos paraísos fiscales, que su partido con tanta insistencia quiere extinguir. Visto lo visto, no me extraña.
En la UGT mientras tanto, el único que parecía desconocer el destino de los fondos para los cursos de formación era Cándido Méndez. Magdalena Álvarez, según propias palabras, dimite del cargo en el BEI por presiones gubernamentales.
En la UGT mientras tanto, el único que parecía desconocer el destino de los fondos para los cursos de formación era Cándido Méndez. Magdalena Álvarez, según propias palabras, dimite del cargo en el BEI por presiones gubernamentales.
¿Tendrá algo que ver que somos el país más aforado del mundo? Si tiene algo que ver, ¿será origen o consecuencia? ¿De dónde demonios salen nuestros 10.000 aforados? ¿Será que habrá que conceder más foros? ¿Será que hay que aforar también a los sindicalistas? ¿Será que habrá que eliminarlos todos? ¿Será que tiene que ser así?...
Seamos optimistas, y por lo tanto saquemos la conclusión que éste es un país en el que todos nos medimos por el mismo rasero, eso sí, a ras del suelo, y que no hace distinciones. Afecta tanto a izquierdas como o derechas, a empresarios como a sindicalistas, a aristócratas como a plebeyos, a ateos como a creyentes.
Las bajas pasiones, la ambición y la desvergüenza, a juzgar por los hechos, no distinguen clases sociales ni idearios políticos.
Rubalcaba, escandalizado, se ha retirado de la política activa. Descanse en paz.
Las bajas pasiones, la ambición y la desvergüenza, a juzgar por los hechos, no distinguen clases sociales ni idearios políticos.
Rubalcaba, escandalizado, se ha retirado de la política activa. Descanse en paz.