Asomado al balcón de la democracia "Made in Spain", y, ante las próximas elecciones al Parlamento Europeo, uno mantiene serias dudas, entre arrojarse directamente y a pelo, por la izquierda, derecha, o bien por el centro derecha/izquierda del mismo. También para los más apegados, existen otras opciones menos arriesgadas, tales como hacer parapente colgados de un cartel electoral de Elena Valenciano o de Arias Cañete. Para los eurofans más entusiastas, está la solución de aferrarse a uno de Willy Meyer, que suena a algo así como a espía guiri, cuplé castizo y trasnochado, o, como mucho, a opereta ligera. No como Valenciano, que suena a traca fallera, toros afeitados, Camps y Noos. Cañete, en cambio, evoca chistes malsonantes, Gürtel, oleoductos oxidados y pepinos amargos.
Hablando de pepinos amargos, y ahora que al parecer viajamos en el mismo grupo que Francia y Alemania, Rajoy dixit, además de la avalancha que se nos viene encima en forma de prometidos paraísos del bienestar, y numantinas defensas de los intereses patrios ante el enemigo "francoangloteutón" en Bruselas, no estaría de más comparar equivalencias en sueldos, poderes adquisitivos y prestaciones sociales, con los de los conciudadanos europeos, compañeros de viaje en tan privilegiado intenerario.
Ahora, que en el santo nombre de la competitividad, cualquier año de éstos la beatifican, se han cargado a decretazo limpio el futuro de las próximas generaciones, el siniestro cardenal Rouco, ¿no os suena a inodoro? en pleno delirium tremens inquisitorio, añorando tiempos pretéritos, trata de convocar una nueva Cruzada para salvaguardar la unidad nacional-sindicalista.
Entre todos ellos, y algunos más, están contribuyendo definitivamente a que una vez transcurrido el futuro sin anuncio previo, llegue, como por sorpresa, el ayer.
Asomado al balcón de la democracia...
5 comentarios:
En fin, seguimos con la MODA.
Yo no me apuntaré a Willy Meyer, jamás me apunté a nada, pero creo que me apuntaré a Billy Wilder hasta ver.
Mientras tanto, seguiré releyendo a Cicerón.
Y yo al marxismo..............de Groucho.
Esplendor en la hierba, ¿qué más se puede decir?
Bueno, sí, que son todos unos petardos. Menos Billy Wilder y un poquito menos de menos Groucho.
¡Que no se meta nadie con Groucho!
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