Si el nuevo Papa Francisco I, en unos pocos días, y por medio de unos simples gestos populistas, tales como no calzar zapatos rojos (no parece hortera), rechazar la moqueta roja y hablar de pobreza, ha conseguido que de un plumazo la prensa internacional haya apartado su foco de la pederastia, la corrupción endémica en la banca Vaticana y sus propias y escandalosas intrigas palaciegas, no sería desdeñable, que nuestros máximos representantes políticos, léase Rajoy y Rubalcaba, en lugar de seguir los dictados de sus actuales, y a la vista está, inadecuados asesores de imagen, tomasen buena nota de la campaña de marketing emprendida por el nuevo Papa argentino.
A bote pronto, y para desviar la atención pública de los acuciantes problemas que nos rodean y lavar su deteriorada imagen, se me ocurren discretos cambios en sus atuendos y costumbres; mono azul de trabajo y casco de obra enfocado al sector currante, piercings y tattoos como guiño a la juventud, algún porrito de cara al sector progresista, sin olvidar contentar al sector ultraconservador mediante penitencias en la Semana Santa próxima, y ya puestos, urgente matricula en cursillo intensivo de sardanas, muñeiras, zortzikos, jotas, sevillanas y demás bailes autonómicos.
Y es que no os quepa la menor duda, que una imagen vale más que mil palabras.
5 comentarios:
La Iglesia de Roma no la puede cambiar ningún Papa, su imagen, evidentemente sí, y al hombre se le ve buena voluntad pero...hay poderes más poderosos dentro de ella que el mismísimo Papa.
Esta tarde he escuchado en la radio una noticia de las que te dejan el cuerpo descompuesto. Una profesora de una universidad de Valencia, dando un discurso a sus alumnos que ponen los pelos de punta, entre otras cosas que si tu marido te pega, aguantarle y perdonarle el maltrato, es un acto de amor; que si esto y lo otro, etc., (lo de siempre). Una "castratis mental" buscando castrar mentalmente al personal, metiendo a Dios por medio, además. Parece mentira, pero todavía hay mentalidades así.
Si alguien lava continuamente la imagen de la Iglesia Católica, no es el marketing, sino los buenos cristianos, que los hay.
Es que montan unos shows, que ni en Broadway ni en Hollywood....
Y la prensa dando la noticia de los zapatitos, como si fuese el descubrimiento de América.
El pan y el circo siguen funcionando de maravilla.
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