Sin palabras |
EL GENERAL VIDELA EN LOS INFIERNOS
Cuesta alegrarse de la muerte ajena
y sentarse a aplaudir sobre la tumba
de alguien que merece nuestro desprecio,
pero cuando muere un genocida
que no tuvo piedad para sus crímenes
ni corazón para el dolor ajeno,
alguien de la sórdida estirpe de Hitler,
émulo de los peores sátrapas
que han ido envenenando la historia,
como este odioso general
que se manchó con sangre inocente
y el beneplácito de los poderosos
o las bendiciones de la iglesia,
qué otra cosa se puede hacer,
qué otra cosa, decidme, en conciencia,
sino maldecir el nombre de Videla
y alegrarse de que por fin se vaya,
sin paliativos, con merecimiento,
con todos los insultos del mundo
y toda su obra abominable,
hijo de Satanás, a los infiernos.
Antonio Casares (Santander, 20 de mayo de 2013)
14 comentarios:
Y además nunca se arrepintió lo más mínimo. No es la hostia de la fotografía la que se merece.
Efectivamente, debiera ser de otro tipo.
Es que los dictadores ajenos son más dictadores que los propios.
Es que como no tienen conciencia de haber hecho ningún mal, sino todo lo contrario. Este ha sido un genocida sátrapa salvapatrias hasta el final. Ni siquiera conocerá el infierno, mal que nos pese.
En absoluto, Finchu, los dictadores son dictadores, de izquierdas, de derechas, no tienen ideología ni patria, y como no tienen patria, son salvapatrias. Geniales.
Es que éste, además de dictador, era psicópata.
Y psicoputa (con perdón).
Eso fundamentalmente.
Yo también incluyo en los "dictadores" a los que para conseguir sus fines (que no digo ideología) matan, extorsionan, chantajean, ...
Esos abundan de todos los colores.
No sé, yo noto que hay unanimidad a la hora de denostar a genocidas como Pinochet, sin embargo con Franco se respira otra cosa.
Eso quería decir.
Es con la casa real inglesa, hay mucho jolgorio, y con la propia... como que, no sé como decirte...
Hombre, Finchu, tampoco hemos nombrado a Stalin, y eso no nos convierte en Stalinistas.
Por ejemplo.
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