jueves, 7 de noviembre de 2013

LA PROTESTA


Uno recuerda aquéllos años locos, en los que para protestar contra el sistema, bastaba con dejarse crecer el pelo y la barba, enfundarse unos vaqueros remendados, y listo. Si no reventabas el sistema, al menos cabreabas a tu padre y sus amigos, lo que ya cumplía suficientemente con las expectativas. Lo cierto es que no estaba muy claro si estas actitudes tan revolucionarias estaban encaminadas hacia objetivos tan elevados como la desestabilización del sistema, o hacia metas más pedestres y prosaicas, tales como impactar con ánimo poco idealista, en el colectivo reivindicativo femenino en cortísimas y escandalosas minifaldas. Sea como fuere, existían diversas y accesibles válvulas de escape a la pretendida opresión. Si esto fallaba, o la disciplina hogareña era superior a las imberbes pretensiones de libertad, uno podía encontrar fácilmente un empleo fijo con su correspondiente e inmediata posibilidad de emancipación.
Viene esto al caso de póngase Vd. en la piel de uno cualquiera de nuestros jóvenes -familiares de políticos aparte-, que tras pasarse media juventud chapándose dos carreras con sus correspondientes Masters, tenga el horizonte laboral más negro que el culo de un chipirón. 
Calcule Vd. los rebotes que pillará el susodicho al enterarse por la prensa un día sí y otro también, de los escándalos por trinques de sindicatos, partidos políticos, ayuntamientos, gobiernos regionales, político/banqueros jubilados y familiares reales, simultáneos a una lista interminable de atracos en forma de recorte a la salud pública, la educación y las nóminas y pensiones de sus padres y abuelos, quienes por cierto lo mantienen económicamente.
Si además de no pertenecer a los grupos anti sistema en constante enfrentamiento con las fuerzas del orden, y habiendo pasado la época de las multicolores crestas punk, odia las "rastas", se verá obligado, ante la imposibilidad de cualquier protesta civilizada, de sacar la cabeza por la ventana y gritar como un poseído : TÓS SUS MUEEEEEERTOS.

18 comentarios:

Juan Nadie dijo...

No somos nadie.

jose dijo...

Vaya, qué negro se ve todo desde aquí!

finchu dijo...

Si esta crisis no se hubiese producido, cosa absolutamente disparatada, nadie se hubiera rasgado las vestiduras por aquellas orgias de millones que todos veíamos y callábamos.
Bueno yo no me callo ni debajo del agua.
Pero claro sin aquellas orgias tan sobredimensionadas, no tendríamos hoy esta crisis resacosa que no se nos pasa ni con una tortilla de aspirinas.

marian dijo...

Te acompaño en el sentimiento.

Juan Nadie dijo...

Mira que por una vez voy a estar de acuerdo con Finchu. Bueno, no por una sola vez.

Sirgatopardo dijo...

Es que la banca, como tantas otras, no debiera ser manejada por políticos.

marian dijo...

Pero la crisis no vino por eso nada más, además la "orgía" fue general. No es tan simple la cosa.

Sirgatopardo dijo...

Evidentemente, pero los políticos en vez de controlar, tratan de manejar la economía y entran en el juego del gran capital.

marian dijo...

Por eso te he acompañado en el sentimiento.

Sirgatopardo dijo...

Pues te acompañaré también a tí.

marian dijo...

Para cambiar el funcionamiento del sistema hace falta gente valiente, pero con la cabeza (y otras cosas) bien puestas.

Sirgatopardo dijo...

¿Te parece poco?

marian dijo...

Más luego cada partido y sus politiquillos, que van a lo suyo, no a lo nuestro. Que dan por el saco.

marian dijo...

Que oyes hablar a los tres últimos expresidentes de gobierno y se entienden muchas cosas de las que han pasado.

marian dijo...

Y si escuchas a los de la oposición...las cosas que pueden pasar.
De pánico.

Sirgatopardo dijo...

Eso está más claro que la sopa de un asilo.

marian dijo...

Y lo de la banca sí que es para clamar al cielo. No es que esté manejada por los políticos, es recíproco, se necesitan y se manejan mutuamente. Ayudar a la banca es ayudarse a sí mismos. ¿En qué repercute esa ayuda mutua al resto? Buena pregunta.

Sirgatopardo dijo...

Son sus grotescas marionetas.