martes, 27 de marzo de 2012

TALÍA

Talía




















Se pasan la vida haciendo teatro, 
en la tele, en la radio, en los periódicos, 
en la parafernalia electoral, 
en la pantomima del hemiciclo, 
a cualquier hora, en cualquier escenario, 
cada uno con su rol, con el papel 
que han elegido o que se les asigna 
en el gran teatro del universo: 
teatro de la crueldad o del absurdo, 
género chico, pasos, entremeses, 
mascaradas con coro y corifeos, 
diálogos, soliloquios, circunloquios, 
monólogo interior o ditirambo, 
ópera bufa, opereta burlesca, 
auto sacramental de la añagaza, 
danza macabra, burda hechicería, 
híbrido de camelo y seducción, 
sainete, mojiganga, o zarzuela 
(sueño de los bufones de la corte), 
y todos quieren ser protagonistas, 
o actores secundarios, poco importa, 
de la obra ficticia del vivir, 
y con tal de aparecer en la foto, 
y de obtener aplausos o prebendas, 
cuando no bochornosos privilegios, 
fingen que están fingiendo que no fingen, 
hacen el clown, el mimo o el payaso, 
son paradigmas de la hipocresía, 
viven en permanente simulacro 
e inacabable representación, 
como figurantes o marionetas, 
según las exigencias del guión, 
y si no fuera todo una tragedia 
en la que la catarsis no es posible 
y un drama que parece un melodrama, 
sería para reírse de uno mismo 
y para mofarse de esta farsa 
insufrible que roza el esperpento, 
que no recuerda a Sófocles ni Shakespeare 
ni ha dado nada al arte de las tablas, 
salvo la obscenidad de las escenas 
que hemos de soportar estoicamente, 
entre el hechizo de la estupidez 
y la fascinación del cretinismo. 
Calderón lo llamó teatro del mundo,
pero esta farsa ya no tiene nombre 
ni nadie ha visto nada semejante 
a esta pesadilla de la historia. 
Que acabe, por piedad, esta comedia, 
este circo, esta befa, esta farándula, 
este desmesurado fingimiento, 
esta casa de citas con la nada, 
esta parodia de la libertad, 
que termine el patético espectáculo 
al que hemos de asistir sin desearlo, 
cuando no contra nuestra voluntad, 
que el telón caiga de una vez por todas, 
y que los fingidores e impostores, 
mediocres en el arte de Talía, 
entre burlas, silbidos y abucheos, 
y el estéril recurso al pataleo, 
hagan eterno mutis por el foro. 

Antonio Casares - Santander, 26 de marzo

9 comentarios:

Juan Nadie dijo...

¿A quién se referirá?

Sirgatopardo dijo...

Sin ninguna duda a los difuntos Fernán-Gómez y López Vázquez.

Juan Nadie dijo...

Aaaah! Ya me quedo más tranquilo.

marian dijo...

Y hasta fingen que fingen cuando fingen, que diría Pessoa.

marian dijo...

Y Fernán Gpmez los mandaría !A LA M.....

jose dijo...

Que acabe, por piedad, esta comedia,
esta casa de citas con la nada,
esta parodia de la libertad,
que termine el patético espectáculo
al que hemos de asistir sin desearlo,
cuando no contra nuestra voluntad,
que el telón caiga de una vez por todas,
y le pille a alguno la cabeza,
y que los fingidores e impostores,
mediocres en el arte de Talía,
entre burlas, silbidos y abucheos,
y el estéril recurso al pataleo,
hagan eterno mutis por el foro,
no sin antes llevarse una colleja.

Me he tomado alguna libertad para apañarlo. Ya se me perdonará.

Sirgatopardo dijo...

Yo, te absuelvo, a Antonio habría que preguntárselo.

jose dijo...

Intercede por mí, oh sumosacerdote!

Ahora en serio, es genial lo de Casares.

Sirgatopardo dijo...

Ésta mañana me ha prometido un artículo incendiario, mieda me da...