Los más antiguos recordamos la expropiación del imperio RUMASA por parte del recién inaugurado gobierno socialista de Felipe González y su entones ministro de economía Miguel Boyer. Uno no sabe si había razones fundamentadas para la expropiación o no, pero lo que si recuerda tras haber leído un libro - El dinero del poder, La trama económica en la España socialista, José Díaz Herrera, Ramón Tijeras -, es el desmadre que se organizó repartiendo gratuitamente las empresas expropiadas, eso sí después de haberlas saneado con dinero público, entre amiguetes, socios y simpatizantes. Hubo casos sangrantes, como el de los 15.000 millones de pesetas que ganó el empresario venezolano Cisneros - curiosamente Felipe González había veraneado el año anterior en una isla de la propiedad del citado empresario - al vender 3 semanas después de serle regalada prácticamente, la cadena Galerías Preciados a un consorcio inglés. A empresarios de medio pelo como el riojano Elguezabal le regalaron un montón de bodegas de su región convirtiéndole de la noche a la mañana en dueño entre otras de Bodegas Paternina. Lo cierto es que la única empresa que vendieron por mayor valor que el estimado en el mercado fue una a ENSIDESA, entonces empresa del Instituto Nacional de Industria. No sé si llegaremos a ese extremo, ya que parece que el amigo Ruiz Mateos es de los de erre que erre y podría haber vuelto a las andadas. En cualquier caso con su pan se lo coman y no con el pan público como siempre.
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