Un día después de la debacle electoral de los partidos políticos adscritos al "stablishment", un día después de habernos liberado del implacable acoso mediático al que nos han sometido , Dios e Iglesia mediante, por medio de los panfletos electorales amenazantes de hecatombes machistas, las unas, y futuros holocaustos posfranquistas, los otros. Un día después de que la inmensa mayoría de los posibles votantes permaneciésemos en nuestra "keli" viendo al Madrí celebrando la décima, nos hemos desayunado con la foto de Pablo Iglesias como la anun ciada Santa Aparición de la Virgen de los Remedios a los descreyentes democráticos.
He de reconocer que el tipo en cuestión, ni me va ni me viene, y que yo sepa, tampoco contribuirá a poner ningún impedimento al irrefrenable avance capitalista de Bruselas, y que pese a lo cual en principio lo sitúan bastante por delante de sus competidores en mi modesta apreciación de preferencias políticas. Es innegable, al César lo que es del César, que posee un "background vitae" cultural y profesional, que ya quisieran para sí la mayoría de sus oponentes.
Uno, que por desgracia, se confiesa amante incondicional del reino de la Utopía, y que no obstante, procura no comulgar con ruedas de molino, confía en que el milagro no se convierta en flor de un día, y, que, vislumbrado el futuro negocio del desencanto, como consecuencia del tan vilipendiado "Movimiento 15 M", la proclamada utopía de libertad y ética, no sea, como siempre, convertida por mor de las imponderables ambiciones humanas en agua de borrajas.
A pesar del semblante optimista mostrado ante la tele por los portavoces de los partidos mayoritarios en la valoración de los resultados electorales -mediocridad personal y cara dura profesional lo posibilitan-, y que además no parezcan haberse dado por enterados, Pablo Iglesias -su partido es una incógnita-, ha logrado con su discurso moderado e inteligente aglutinar ante las urnas a unos cuantos utópicos, que, si no al tiempo, cumpliendo religiosamente tan sólo con la promesas electorales de viajar en low-cost y percibir un sueldo terrenal -pues no es para tanto-, verán incrementados exponencialmente los votos procedentes de los abstencionistas en próximas elecciones generales.
Quizás, observando lo que acontece en países tan democráticos como Francia y Holanda, no resulte tan descabellado ser utópico mientras el cuerpo aguante, esperando, eso sí, que no se trate de una cortina de humo más propiciada por los alargados tentáculos capitalistas. Bien mirado, con los votos que han aportado Le Pen & Co, no les va a ser necesario.
Como decía el viejo chiste de Camilo José Cela ante la duda de escoger el lugar del entierro entre sus dos puebles de adopción.........."Si muero en Villapresente de Arriba, que me entierren en la de Abajo y viceversa, sólo por joder"...
Nos conformaremos con eso. Por cierto, estoy escribiendo estas reflexiones justo al lado de las obras de la Fundación Botín. ¿Cuándo las terminarán? ¡Qué contradicción! Pero qué ganas que lo inauguren...
Nos conformaremos con eso. Por cierto, estoy escribiendo estas reflexiones justo al lado de las obras de la Fundación Botín. ¿Cuándo las terminarán? ¡Qué contradicción! Pero qué ganas que lo inauguren...