jueves, 18 de agosto de 2011

Tendrá que ser así /2 Los pesebres del Retiro

Peregrinos y ciudadanos acuden sin pausa desde el martes a los confesionarios del Retiro. Los sacerdotes coinciden en que “los jóvenes están respondiendo muy bien”.
Laura Sabariegos. Madrid
“La gente sale totalmente satisfecha y reconciliada”, asegura Anastasio Esteban, un sacerdote burgalés. Ha estado confesando más de dos horas y ahora va a hacer un descanso. En el paseo de Coches del parque del Retiro se ubican los 200 confesionarios diseñados para la JMJ por el arquitecto Ignacio Vicens y construidos por el ebanista abulense Emilio Úbeda.
Más de 2.500 sacerdotes de todo el mundo se han acreditado para dar el perdón estos días a todo aquel que quiera acercarse al parque madrileño. Los habitáculos, simulando una vela de barco, se disponen en dos hileras. Los fieles van pasando y buscan el cartel con el idioma en el que desean ser confesados. “Está muy bien organizado”, dice Rosario, una señora de Madrid que sale del recinto.

Los voluntarios reparten folletos en varias lenguas para guiar en esta Fiesta del Perdón. El librito prepara a los penitentes en el examen de conciencia y en el procedimiento litúrgico. Muchos hacen caso omiso del folleto, pero dos chicas de Barcelona se detienen a leerlo antes de entrar para enumerar sus faltas.

José Luis Marín pertenece a la orden de San Vicente Ferrer. Acude todos los días para ofrecer sus servicios durante dos horas y media. “Los chavales están más concienciados”, dice José. “Muchos han venido a ver qué era esto, pero otros han sentido que tenían que confesarse”, comenta el sacerdote. Un grupo de Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl camina tras los setos que delimitan la zona con grandes sonrisas: “Esto es una gran reconciliación”, dice una de ellas. Lo cierto es que los peregrinos no cesan de llegar para estar en paz consigo mismos, muchos porque lo hacen a menudo, y otros porque quieren prepararse para la visita de Benedicto XVI, que además vendrá el sábado por la mañana a esta Fiesta del Perdón a confesar a algunos creyentes.

Cristófono Gutiérrez, un sacerdote mexicano afincado en Madrid, ya ha participado en seis JMJ. Además, tiene un récord: 14 horas seguidas confesando en las Jornadas de Brasil. “Los jóvenes responden muy bien a esto”, dice sonriente, esperando para ponerse la sotana. Antonio, de 15 años, acaba de salir y alaba al religioso: “Me ha confesado un cura muy simpático”, dice.
Muchas veces estos curas hacen funciones que van más allá de la mera confesión. “Hemos notado que la gente dedica tiempo a conversar con los sacerdotes, porque hacen preguntas”, dicen dos religiosas teresianas. Las religiosas han estado observando detenidamente la labor que están haciendo sacerdotes como Carlos Suárez, que ha estado tres horas y media confesando a pleno sol, tanto en inglés como en español. “Ser el vehículo para el perdón es muy grande”, dice Carlos, satisfecho por la gran respuesta de los peregrinos y habitantes de Madrid a esta iniciativa de la JMJ.
Las ovejitas descarriadas pastando por el Parque del Retiro madrileño alrededor de los doscientos pesebres construídos, para tal fin, a la espera de la aparición de Ratzinger-Z.
¿Habrán desobedecido los santos mandamientos en tan pernicioso lugar, contagiados por el mal ejemplo de los del 15 M ?
Tendrá que ser así.....


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