DE OTOÑOS CALIENTES Y ASALTOS AL PALACIO DE INVIERNO

El verano, como cada año, se nos está yendo en un  suspiro; nos van quedando cuatro días de playa, montaña, pueblo, barbacoas, paelllas, tortillas, sangrías, Cancúnes, Benidorms, Conchinchinas, o vaya Vd. a saber, y aquéllos o aquéllas -corrección política obliga-, que tengan la fortuna de no pertenecer a los más de seis millones de españolitos que forman la interminable y creciente cola del paro, se están pertrechando para las numerosas huelgas y manifestaciones que en este próximo otoño caliente, Méndez/Toxo dixit, se presume van a ocupar plenas de incendiarias pancartas alusivas al espíritu reivindicativo de la izquierda justiciera y al culpable de todos los males, Herr Reichführer Rajoy, calles y plazas del país, con seria amenaza de consiguiente y revolucionario asalto al palacio de invierno, o sea al bolsillo de trabajadores y pequeños empresarios, ya que no os queda la menor duda, de que cada huelga o manifestación de la que seáis partícipes, constituirá otra cortina de humo más que añadir a la larga lista de pantomimas justificantes de un incierto papel sindical, y, eso si, inexorable subvención económica por cuenta de la teta pública, y que por tanto, no sólo beneficiará una vez más a los citados sindicatos, si no que además os ocasionará pérdidas económicas irrecuperables, ya que al contrario que los liberados sindicales, sufriréis a fin de mes suplementarios bocados a vuestra ya de por si menguada y recién recortada nómina, haciendo de esta forma un involuntario favor al amigo Montoro de cara al cumplimiento de los objetivos del ajuste económico ordenado por Bruselas y su Canciller de Hierro al mando.

Pero que no cunda el pánico nuclear, que los actuales reyezuelos sindicales, no son ni lo que eran, ni lo que dicen ser, y  que desde que son recibidos a bombo y platillo en audiencias reales y berlinesas, y tras serles extirpadas sus hernandianas ferocidades, se nos han convertido en corderos con  piel de lobo, inofensivos  y dóciles ante los representantes de los poderes  políticos, económicos y empresariales, como aquél adorable peluche del anuncio televisivo de un suavizante de ropa.

Si queréis el secreto de la fórmula mágica para solucionar el angustioso panorama de la crisis, ante la manifiesta incompetencia del batallón de cuadrúpedos impostores de ambas aceras, en cuyas manos encomendamos cada cuatro años nuestro presente y futuro bienestar social, preguntadle al flamante Consejero de Estado, Ilmo. Sr. Don Jose Luis Rodríguez Zapatero......